Más allá de
nuestros ojos, desde hace muuuchos años, viene existiendo un reino conocido por
acá como Yupilandia.
Yupilandia es
un submundo algo alejado de la realidad y habitado por unos especimenes
endémicos ( o propios de la región) de madres.
Las madres de
Yupilandia son fácilmente reconocibles…no por su aspecto…noooo, pero es abrir
la boquita y se delatan. Las oyes y dices tú, ¡uy, una yupilandista!
Las madres
que habitan felizmente en Yupilandia piensan que tienen todo en su mano para crear
hadas mágicas rebosantes de bondad y elfos inocentes y puros que van a cambiar
el mundo. No solo lo creen, normalmente están convencidas de que tienen la
verdad absoluta sobre el camino correcto para criar a un hijo (al suyo y al
tuyo vamos)…y se consideran unas gurú en el tema (algunas se esconden bajo un manto de falsa modestia, pero no os dejéis engañar...).
Ya te das un
paseo por los distintos barrios de ese mundo paralelo y bueno, te cagas lorito.
En algunos
barrios hay madres que piensan que los bebés con dormitorio propio llevan todas
las papeletas para convertirse en seres despegados y problemáticos e incluso
con tendencia a la psicopatía!! Y si
encima su mami es de la subespecie estivillera el pobrecito está abocado a una
madurez llena de traumas que quien sabe adónde lo pueden llevar…
En otros
barrios las madres yupilanderas consideran
que lo pequeños habitantes que comparten cama con sus papis son unos seres
descontrolados y sin límites.
Y asombraros!!: hay barrios en los que creen
que las madres de otros barrios distintos al suyo son unas libertinas que andan
con la teta fuera por puro vicio.
Y guetos en los que las habitantes piensan que
si trabajas fuera de casa es que quieres menos a tus hijos!! Porque pensémoslo fríamente
¿¿Qué mujer en su sano juicio trabajaría si no necesitara el dinero?? Una de psiquiátrico
piensan algunas… Es evidente que el trabajo no aporta ningún otro beneficio que
no sea el económico…
En estos
barrios evidentemente no hay guarderías, esos antros de maldad. Vaya a ser que
alguna lugareña se descarríe y le de por llevar allí a su hijo…
También hay
habitantes de Yupilandia que están tan ciegas de pensar que las mamis que se
dedican las 24 horas del día a criar de sus hijos, se rascan el chominín a dos
manos y no tienen vida propia… y eso de que lo hagan por libre elección o iniciativa
propia las hace meritorias de compartir psiquiátrico con las anteriores. Estas
madres, algunas empresarias de alto copete, se dedican a poner cafeterías y
pelus en los barrios de las anteriores porque piensan que son un filón….
Así que ojito
con donde te compras el pisito si estás pensando en instalarte en Yupilandia…
Lo bueno de
vivir en Yupilandia es que una ve en los parques o en los colegios a las
criaturas de estas madres y resulta imposible distinguir en cual de los barrios
anteriores vive su señora madre: ¡¡Sus retoños son indistinguibles!! Algunos alegres, otros más serios, los hay
revoltoso, los hay tranquilos, delgados, gordos, valientes, miedosos,
resueltos, tímidos. Pero son todos NIÑOS.
Todos iguales. Todos diferentes.
Con las mismas ganas de jugar, con la misma
infinita curiosidad, los mismos miedos, el mismo amor incondicional por su
progenitora…
(No les vayáis
a decir esto a alguna habitante de Yupilandia, que les da un síncope: ellas
están convencidas normalmente de que su niño es especial. Pero no especial en
el sentido de único y diferente. No, especial en el sentido de por encima de
los demás)
Lo malo de
vivir en Yupilandia es que joder, un día sin previo aviso te caduca el visado,
te mandan al mundo real y te llevas un bofetón de realidad que te caes de
espalda.
¿Por qué sabéis
que pasa? Que en Yupilandia, como en el
mundo real…los hijos crecen sin que nadie, absolutamente nadie ni nada te pueda
asegurar que van a ser felices y comer perdices.
Porque en
Yupilandia, a pesar de lo que puedan pensar sus habitantes no hay leyes
absolutas que te aseguren que tu criatura se va a convertir en un ser de
corazón puro y alma rebosante de amor y paz.
Porque el
trabajo de padre en Yupilandia y acá mismo a veces da frutos amargos… sin que
uno se explique que carajo ha hecho mal…
Y con sinceridad echarle la culpa a como dormía de pequeño, que comía, a las
horas de guarde o no guarde o cuanto tiempo chupó teta me parece en realidad de
habitante de submundo y bastante corto de miras.