Por aquí por el Sur estamos de puente. Bueno, algunos piensan que estamos de puente todo el año… pero no entro al trapo que me enciendo.
En realidad los que hacían puente eran los niños en el cole (qué raro)…así que me cogí el día y tiramos para la tierra a ver a la familia.
Estos viajes cada vez me dan más pereza. Hacer maletas para 5 es un suplicio… y además esta vez sabía que mi madre me iba a someter a un intenso maratón de tiendas.
Por aquí no he hablado mucho de mi madre. La verdad es que siempre la recuerdo en mi infancia como una mujer trabajadora, generosa, y que siempre nos dió a mis hermanos y a mí mucha libertad .Siempre sentí que confiaba en mí. No puedo decir que fuera una madre especialmente cariñosa. Pero es una abuela cariñosísima.
Conforme fuimos creciendo y hacinedo nuestras propias vidas se volvió más intervencionista (léase metijona)
Imagino que es normal o no, no lo sé…quizás es más lógico ir dando más libertad cuánto más mayores.
Mis hermanos y yo desarrollamos distintos métodos de “confrontación”.
Yo usaba el método “conciliador” o vamos a hacer un trato e intentar llegar a un acuerdo. A veces me funcionaba y a veces no y acababa haciendo lo que ella quería.
Mi hermano el que me sigue usaba y sigue usando el método pasivo- asertivo: si, si, mamá, si, lo que tu digas…y ya haré yo lo que me dé la gana.
El pequeño, que aún vive en casa, usa el método “Morir con las botas puestas”: lo discute todo y más y hace lo que quiere.
Desde que vivo fuera y además soy madre me siento culpable de que vea poco a sus nietos así que cuando voy de visita la dejo hacer….hasta donde mi salud mental me lo permite.
Varios días oyendo:
¿Eso sólo va a comer el niño?
¿Le vas aponer eso para salir a la calle?
¿Estos niños no deberían estar ya acostados?
Este niño está muy delgado dile al médico que le recete vitaminas (esta frase es top ten, la llevo oyendo 9 años),
¿A qué hora vais a volver? (Y llama al móvil si le parece que ya es una hora prudente para que estemos los 5 de vuelta en casa)
Esos zapatos le hacen daño al niño.
Estás muy delgada, o…tienes el pelo muy largo…o ese vestido te queda muy estrecho….
Comprenderéis que quema bastante.Que yo la quiero mucho...pero a veces me vuelve loca.
Este fin de semana como digo, además teníamos la misión de comprarle a A. el atuendo de comunión.
“Yo se lo compro todo.Tú déjame a mí, que yo se lo quiero regalar.”
Que el señor nos coja confesaos.
Ya fue bastante sorprendente que aceptara que A. se negara a ponerse ninguno de los trajes de marinero de mis dos hermanos, que su abuela llevaba más de 20 años guardando… Yo esperaba una mayor presión por su parte pero vaya, después de 2 ó 3 intentos de persuasión no ahondó más en el tema.
Y con E. también tiene la batalla perdida porque se niega por ahora a hacer la comunión….y eso que mi madre ha intentado sobornarle con viaje a Barcelona a ver el Nou Camp..pero ni por esas.
Como no hagan en el cole una función musical tipo “Levando anclas” le veo poco uso a los trajecitos.
A quiere ir “de normal” según propias palabras. La chaqueta que eligió y que por cierto le quedaba como un guante insistió, cómo no, que la compraba ella. Era más sencillo que la compráramos aquí, pero nada, quería comprarla ella.
Mando referencia, mando fotos por whatsapp (a mi hermano..que ella aún no ha descubierto el SMS). La compró a primeros de mes.
Cuando el sábado voy a probarle la chaqueta , la saco de la funda y veo que es otra casi me da un pasmo. “Uy, me han dado el cambiazo” me dice.O_O
De camino a la tienda yo iba jurando en arameo, y E. padre descojonaito vivo, echando más leña al fuego.
Afortunadamente había la otra chaqueta y ya puestos elegimos camisa. Mientras tanto E. y M. correteaban como locos, desmontaban media tienda y jugaban con un can- can para probarse los vestidos de comunión que había en un probador, cual si fuera tienda de campaña.
Ahora vamos a ver los zapatos. Unos castellanos de los de toda la vida.
“Mamá, me niego a comprarle al niño estos zapatos” “¿Por qué?” “¡¡Porque valen 69 euros!!! Y sabes cuántas veces se los va a poner?” “ Bueno mujer, se los pones para el colegio”. O_O Si, claro, porque son ideales para jugar al futbol.
Acepta apartar otros prácticamente iguales que valen 49. Mientras tanto E. y M. están subiéndose a los sofás…revolcándose por el suelo y tirando zapatos. Todo muy relajante.
Elegimos también dos corbatas. A. quiere una roja. Mi madre le echa el ojo a una azul. Ya sabéis porque nos llevamos dos.
Llegamos a casa. Dejamos chaqueta, corbatas y camisa y otra vez a la calle de tiendas. A estas alturas, E. está a punto de hacerse el hara kiri. M. está tan agotado que hasta acepta sentarse en la silleta sin que haga falta sobornarle con gusanitos. Es que aún nos falta el pantalón.
Bueno, en realidad no nos falta. Yo ya lo compré, uno precioso de Ralph Laurent, en color camel y que le queda que ni pintado. Pero a la abuela le parece “oscuro”. (a todas las que han llegado hasta aquí y estaban pensando que soy una mala hija y una exagerada empezáis a cambiar de opinión ¿eh?).
De camino a los pantalones pasamos por una zapatería. Resulta que tienen ofertas y hay en el escaparate unos castellanos iguales a los de 69 por muuuucho menos dinero. Cruzo los dedos para que haya el número. Siiiiiii!!!. Se los probamos. Nos los quedamos. Mientras E. se ha subido a un helicóptero de esos de echar las perras y M. patalea histérico por bajar de la silleta y sumarse a su hermano.
Por favor, vamos a por el pantalón. Que son solo las 13:00 y el día se me está haciendo eterno (y no os cuento a A!!!).
Vemos pantalón, se lo prueba. Le queda bien. Nos lo llevamos. ¡¡BIEN!!
¿¿Podíamos tomar una cervecita, no mamá?? …Éste E. siempre tan práctico.
Nos la hemos ganado. De camino a una terracita (que hace un día de lujo) la abuela se acuerda de la ropa interior al pasar por un escaparate. Quiere comprársela caladita JAAAAAAAA
A está al borde del soponcio. Yo me estoy meando de la risa y no quiero intervenir a ver como sale A de ésta. “ Abuela, blanca no…” “¿Cómo que blanca no?” “No…mejor amarillo limón….”
“Mira tu hijo…claro, cómo le compras esos calzoncillos tan llamativos…dice ahora que amarillo limón…”
Mama por favor, que está de coña…que nos ha salido guasón como el abuelo y los titos.
Los titos llegan a la terracita al olor de una cerveza. Y como son dos guasones echan leña al asunto… “es que la abuela me quiere comprar una camiseta y unos calzoncillos calados”
Mis hermanos se descojonan. “A. es que la abuela siempre ha tenido una máxima: vigila tu ropa interior por si te da una fatiga” Jajajajjaaja, es verdad…. Siempre les decía a mis hermanos “esos calzoncillos…que sean nuevos…¿y si te da una fatiga?”
“Mamá, ¿que te hacía suponer que si me da una fatiga me voy a quedar en calzoncillos...?” jajjajaja
Varias cervezas y copitas de jerez después se olvidan los males de la mañana y se va uno a casa tan contento....
Ha sido un buen fin de semana. A y E jugando a la wii con su tío y viendo futbol a mansalva con los hombres de mi familia (actividad poco aconsejable para menores de 18 años..pero, que se le va hacer).
M. haciendo que al abuelo y a la abuela se les caiga la baba.
Y el padre de las criaturas y yo sobreviviendo a las jornadas maratonianas de compras, (porque además hemos aprovechado para comprar zapatos para los tres, camisetas,… y hasta hemos ido con los tres a IKEA…) disfrutando el domingo de la agradable compañía de María, esposo y su pequeña koala y descansando más bien poco, eso sí….
Y ya estamos de vuelta. La próxima escapada será para Semana Santa para desesperación de E., que asegura que no hay una cosa más aburrida que la semana santa.
Mis padres tienen en su dormitorio un cuadro del Cristo de las Aguas de Dalí ¿lo conoceis? (cristo de san Juan de la Cruz creo que se llama en ralidad).
M.una noche, desde la cama no hacía más que decir. : “E… mira “El señó” está tiste, está llorando…Se va a caer..se va a caer… se va a caer”
Y oímos a E: “No te preocupes M. que no se cae…. Además no te apures que si se cae, no pasa nada...si ya está muerto”
Pues eso.Que mejor que siga sin intervenir en clase de religión
P.D. Tengo que exonerar al aberroncho de la desaparición del pantalón gris. Me lo dejé en Jerez. Ups!
Pero los zapatos aún no aparecen…¡¡No se me olvida...te tengo vigilado!!