Al principio del cole de verano, mi hijo A. vino quejándose de un niño que se dedicaba a pegarle a él y a sus amigos del año pasado, se metía con ellos y les incordiaba.
E. optaba por darle una patada en los h…… pero le dije que hiciera el favor de mantenerse al margen.
En todos los coles, fíjate tú que siempre tiene que haber un “matón” y la verdad es que hasta ahora a mis hijos nunca les había pasado.
Mi marido yo pensamos que es necesario dotar a nuestros hijos de estrategias para que ellos solos sepan resolver las situaciones que se le van a presentar en su día a día, en sus relaciones con los demás, e intentamos no ser intervencionistas. Es decir que no pensábamos en ir a decirle nada al niño en cuestión, que es lo que A. imaginaba que íbamos a hacer.
Mi primer impulso fue decirle que entre varios le plantaran cara a ver si se acobardaba un poquillo, pero mi marido que a veces es muy sabio, sentó a A. con él y le dio otra opción.
Le explico a A. que tal vez ese niño si era nuevo este año en la escuela de verano se sentía sólo y fuera de lugar. Que tal vez no sabía o no conocía otra forma de relacionarse y que tal vez lo mejor fuera hablar con él y preguntarle que si quería jugar con ellos, que intentara acercarse a él.
A. vino encantado porque se ha hecho amigo de ese niño. Efectivamente el chiquillo necesitaba ser aceptado por el grupo o que sé yo… pero ha ido bien.
Es increíble como mi hijo que no tiene aún ideas preconcebidas de muchas cosas creyó al dedillo la explicación de su padre (confieso que yo tenía mis dudas de que fuera a funcionar). A nosotros a veces nos cuesta mirar más allá.
Recibí una lección de mi marido y de mi hijo.
La cosa es que desde ese día y a propósito del tema, yo estaba dándole vueltas a un cuentecillo que había leído en alguna parte…y que ayer encontré.
Tal vez lo conozcáis, es un escrito de Jorge Bucay, de su libro “Cuentos para pensar”.
Ayer se lo leí a A. y hoy quiero compartirlo con vosotros.
LA TRISTEZA Y LA FURIA
Había una vez ….un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente…
Hasta aquel estanque mágico y transparente se acercaron la tristeza y la furia para bañarse en mutua compañía.
Las dos se quitaron sus vestidos y, desnudas, entraron en el estanque.
La furia, que tenía prisa (como siempre le ocurre a la furia), urgida – sin saber por qué-, se bañó rápidamente y, más rápidamente aún, salió del agua…
Pero la furia es ciega o, por lo menos, no distingue claramente la realidad. Así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, el primer vestido que encontró…
Y sucedió que aquel vestido no era el suyo, sino el de la tristeza.
Y así, vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calmada, muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y, sin ninguna prisa – o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo -, con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se dio cuenta de que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo. Así que se puso la única ropa que había junto al estanque: el vestido de la furia.
Cuentan que, desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada. Pero si nos damos tiempo para mirar bien, nos damos cuenta de que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad, está escondida la tristeza.
Y cómo dice mi padre el que quiera recoger…que recoja…
Que entrada mas bonita reina...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, que gran leccion aprendimos de tu marido y de tu A, aunque yo de la que lo lei, pense como tu, pero me alegro de que funcionara y ahora sean amigos, me imagino la cara de A, al darse cuenta de que lo que le dijo su padre era cierto y tenia solucion...Y E?, ains...que bruto, jajaja...el ya ni dialogo ni leches, jajaja...
Muy bonito el cuento guapa...me ha gustado mucho...
Un besin mu gordoooo...y muertito de frio...
Que bonito...
ResponderEliminarme has dejado muerta, el cuento se lo voy a leer a mis niñas, con tu permiso..
impresionante.
Que bonita esta entrada¡ No se me habria ocurrido, el decirle eso a A¡ Tu marido como dice fany, nos dio una leccion a todos¡
ResponderEliminarEl cuento, una maravilla, gracias por compartirlo. No lo conocia.
besos¡
Buaa, casi me haces llorar con el cuento! Es tan cierto.
ResponderEliminarY que buen consejo le dio tu marido a tu hijo eh!
Y lo mejor, es que ahora para tu hijo una situación como esta ya sabrá resolverla de manera muy natural.
Saludos!
Creo que tu marido y tu hijo nos han dado una lección a todos. A mi tb me hubiera pasado como a ti y hubiera tenido mis dudas. Felicidades por el logro. Un besazo fuerte. E tan diplomático como siempre jajajaja
ResponderEliminarAlucino con tu marido! Que super consejo!! Y que bien que A le hiciera caso y lo bien que resulto todo!! Me ha ENCANTADO esta historia y el cuento tambien :-) Gracias!
ResponderEliminarTus historias de hoy han sido preciosas...
ResponderEliminarBesos!!
Ole por tu marido y la lección. Ole por A. por confiar en su padre, intentarlo, y hacerse su amigo. Ole por E. por defender a su hermano. Y ole por esa historia tan preciosa.
ResponderEliminarEstoy segura de que tus hijos a partir de ahora siempre mirarán más allá de las apariencias.
Jo, que buen consejo!!!....si llega a ser el padre de chiquipiturra hubiera apoyado la idea de E. patada en los h****s, es así de bruto el tío!!!
ResponderEliminarMe alegro que se hicieran amiguitos, al final!!!
Por cierto, me encanta Jorge Bucay y sus cuentos, son la leche!!!
Un besazo reina!!!
Creo que es un excelente consejo. Lo que es increíble es que ellos (nuestros hijos) no manejan el rencor o ese clase de sentimientos que nosotros si. Vamos, si alguien de el trabajo de uno lo molesta, jamás podría uno amigarse con él. Pero ellos dejan todos los prejuicios de lado. Amo eso de los niños, que se manejen más allá de las normas sociales que nosotros les imponemos o intentamos imponer.
ResponderEliminarCreo que les has enseñado algo muy lindo a tus hijos.
Besos
Excelente consejo el de tu marido, y no sólo para tu hijo, quienes hemos leído este post seguro nos hemos quedado con él. El cuendo muy en relación, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarSaludos.
pues yo lo recojo... una historia muy bonita y una buena lección de tu marido y tu hijo para todas las que te seguimos :-)
ResponderEliminarQue gran lección! para tu hijo y para todos! Tomo nota del libro para cuando los míos sean más grandes!
ResponderEliminarEstá bien dar una segunda oportunidad, y con amor se pueden conseguir grandes cosas.
ResponderEliminarPero si no funciona, patada en los huevos :-)
Qué bonito! y que sabios los niños, con que facilidad y naturalidad han comprendido y resuelto sus diferencias. Yo recuerdo que de pequeña mi padre también era más cauto en sus consejos, se sentaba conmigo y me serenaba con sus palabras. Mi madre me decía "Tú nunca pegues primero pero si te dan te defiendes más fuerte"...
ResponderEliminarEl cuentecito me ha encantado, cierto que, a veces, disfrazamos los sentimientos. Gracias por la reflexión! besos
Una reflexión maravillosa, veo que además de tres hijos estupendos tienes un estupendo compañero de viaje...
ResponderEliminarMe has dejao de piedra. Yo hubiera optado por una confrontación nada inteligente ni provechosa. Tu marido me ha dado una buena lección a mí también.
ResponderEliminarlos conflictos solo nos lleban apartes malas no adar todo de nosotros solo hay que saber responder cuando te contestan o te tratan mal
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